El cotilleo o el raje, en los centros de trabajo son de los más comunes, donde los trabajadores hablan de sus jefes y compañeros, y donde los jefes hablan de sus subordinados, pero este cotilleo puede ser destructivo hacia uno mismo si no sabe medir sus palabras, partamos de que hablar mal de otra persona es una manera de destruirla frente a los demás pero sobre todo de hacerlo dentro de nosotros mismos.
Esta agresión hacia los demás es para suplir nuestra falsa idea de superioridad.
El centro de trabajo suele ser un lugar donde la envidia aflora en sus extremidades más perversas, la envidia se produce como consecuencia de dos tendencias que llevan al individuo a desear lo que no tiene y a compararse con los demás; pero sobre todo busca destruir.
“El envidioso es incapaz de ponerse en el lugar del envidiado, para poder comprender su situación, o de sentir empatía hacia él”, (Lupe Maestre)
Esta actitud destructiva hacia los demás, cuando se sale de control, en el ejemplo de hablar falsedades sobre la empresa o un compañero, puede traer serias consecuencias que conllevan al despido, y perder en tal caso referencias, recomendaciones y en el peor de los casos destruir su propia marca ya que nadie contrata a personal así en puestos importantes.
Para prevenir la envidia es importante tratar de estimular la empatía y, a través de ella, la capacidad para ponerse en el lugar del otro.
La envidia se produce siempre en situaciones que son vividas como una amenaza. Por eso, cuando uno es mayor utiliza el raje para destruir aquello sobre lo cual se siente amenazado, o cree estar amenazado, la solución es tener siempre las metas claras, ser consciente que con una energía bien enfocada en actitudes positivas se consiguen más y mejores oportunidades y éxitos.
No hables mal de alguien para que tú brilles por oposición, estas actitudes en los métodos de selección y reclutamiento actuales, salen resaltados y son señales de mala actitud al trabajar, lo que conlleva a que no nos contraten.
